De nuevo un estudio, en esta ocasión proveniente de la Editorial educativa Pearson, viene a arrojar luz sobre las claves para mejorar los sistemas educativos y sus consecuencias para los alumnos y la sociedad, y de nuevo, al hacerlo y analizar lo mejor y lo peor de distintos modelos, sitúa a España en el furgón de cola de los 50 países más avanzados al colocarlo en la posición 28. Pero ¿Qué se está haciendo mal en Educación en España? y, sobre todo ¿Qué están haciendo bien quiénes obtienen mejor nota en estos exámenes?
En realidad, como demuestra dicho informe, titulado «La curva del aprendizaje«, no hay una única forma de obtener buenos resultados, y así lo demuestra que los países que encabezan la lista, Finlandia y Corea del Sur, parten de enfoques pedagógicos y metodologías muy diferentes. Sin embargo, señalan los autores del estudio, se encuentran puntos en común y estos son los que ayudan a entender qué hace que un sistema arroje mejores resultados académicos y de proyección profesional de los alumnos y, por lo tanto, mayor probabilidad de alcanzar un nivel aceptable de bienestar personal y social.
Y así, desgranan 5 puntos fundamentales:
- Más enfoque y más tiempo: aunque la inversión económica es importante, no es suficiente. Para que la inversión lleve a obtener resultados, es necesario su mantenimiento a largo plazo y con unos objetivos claros, lo que significa también coherencia en el sistema a plantear;
- Mejores profesores: el meollo de la enseñanza reside en sus profesionales desde sus profesores o formadores, sus pedagogos, psicopedagogos y orientadores, técnicos, hasta sus directores. Pero quienes más pueden influir en una mejora son quienes tienen el contacto directo con el alumno, es decir, los profesores. Detectar el talento y la vocación docente, guiarla, formar a ese capital humano para convertirlo en buenos maestros y profesores, y finalmente filtrar y seleccionar a los mejores. Este proceso es, sin duda, más efectivo que tener muchos profesores;
- Más respeto por la Educación y los profesores: lo anterior está ligado con esta cuestión, es decir, encumbrar la profesión de profesor o maestro y hacerla más respetable socialmente, es clave para que también quienes tienen mejores capacidades para ejercer esta responsabilidad se animen a hacerlo. Para ello es importante, por una parte, respetar unos mínimos salariales altos, pero también un cambio cultural, cambiar el chip en toda la sociedad para visibilizar la importancia de su tarea no sólo a nivel particular sino comunitario; a cambio, como se decía antes, sólo los mejores podrán ejercer la docencia;
- Más colaboración entre padres y profesores: sistema educativo y familias deben dialogar para aunar criterios y llevar a buen puerto su objetivo común, que es dar la mejor enseñanza para sus hijos y que esta sirva para construirse un futuro próspero. De nada sirve buscar culpables, es preferible ser constructivos y, sobre todo, implicarse: la Educación es un asunto demasiado trascendente para que se delegue en su totalidad en unas únicas manos y por lo tanto requiere de una gestión en común, de la participación activa de todos;
- Educar para el futuro, no sólo para el presente: aunque la formación y la Educación deben preparar para entender el presente, y el pasado, en un mundo en continua transformación, también tienen como misión preparar a los alumnos para el futuro; para comprenderlo, vivirlo y protagonizarlo. Sólo de este modo, los alumnos de hoy, podrán ser buenos profesionales mañana. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de haber perdido el tiempo enseñando conceptos inútiles. Por ese motivo es clave ahondar en la formación de capacidades y aptitudes, más que en memorizar datos, y preparar a los alumnos para que se adapten con más facilidad y éxito a los cambios que vivirán en las próximas décadas y que no podemos prever;
La tarea no es fácil, pero con la implicación de todos, familias, alumnos y profesores, es posible ¿aceptas el reto?