Llega a la gran pantalla la adaptación cinematográfica de una novela de Yann Martel, “La vida de Pi”, con muchas posibles lecturas: además del trasfondo espiritual de libro y película, ambos encierran también interesantes interpretaciones para la Educación.
“La vida de Pi” narra en tres etapas, infancia, juventud y madurez, las vivencias del hijo de un director de Zoo cuyo episodio vital más trascendente y espectacular fue salvarse de un naufragio y al encontrarse milagrosamente vivo en medio del océano, verse obligado a sobrevivir con la única compañía de algunos animales, entre ellos un tigre de Bengala. Desde el primer momento, antes del naufragio, la narración ya apela a los valores de la educación, elaprendizaje y la importancia de la familia y los tutores, guías o maestros, en esos procesos.
Más adelante, las lecciones aprendidas son de gran utilidad al joven Pi, para su supervivencia, pero también para su convivencia con los animales. La inteligencia deductiva, pero también la capacidad de adaptación, le llevarán a encontrar soluciones lógicas a problemas que nunca se le habían planteado.
También en ese camino, queda patente la importancia de la constancia, la perseverancia y la voluntad, como en cualquier proceso de aprendizaje que quiera llevarse a buen puerto. Lejos de la imaginería que sobrevuela sobre esta historia y su adaptación cinematográfica, La vida de Pi alude a los valores educativos que hacen que un niño se transforme en joven y al fin, alcance la madurez, y no son precisamente caminos fáciles, ni dulces, sino empedrados y amargos, pero caminos al fin y al cabo.
¿Los recorrerás?