Una infancia feliz es la mejor garantía para un futuro feliz. Esta deducción, que puede parecer una perogrullada, no es una conclusión rápida, ni un brindis al sol, sino el fruto de una larga experiencia, reflejada en diversos estudios. El último de ellos se ve reflejado en las páginas de “Triumphs of Experience”, un libro escrito por el psiquiatra GeorgeVaillant y basado en una investigación iniciada en 1939 para aclarar qué determina el éxito y la felicidad de una persona a lo largo de su vida.
Para ello, se eligió a 268 estudiantes de la Universidad de Harvard a los que se ha seguido de cerca durante años, los supervivientes están cumpliendo ahora los 90, entrevistándoles periódicamente y viendo cómo les iba en la vida. Tras ese seguimiento se han observado dos cuestiones importantes: la primera es que la mayoría se han ido sintiendo mejor con sus vidas a medida que iban envejeciendo; y la segunda es que lo determinante para haberse sentido bien es haber tenido un entorno cálido en sus primeros años de vida y recordar una
infancia feliz
.
Ahora que llegan fechas navideñas y se ensalzan los valores humanos, no está de más recordar lo que, a pesar de ser evidente, se olvida a menudo: lo más importante para tener una vida más plena en el futuro es
alimentarla en sus primeros años. Y alimentarla no significa colmarla de bienes físicos como juguetes, o lujos, sino llenarla de atención, diálogo, cariño y en definitiva, amor.
De la misma forma, en la Educación, la clave no es llenar la cabeza de los alumnos con datos o información, sino acompañar al estudiante en el aprendizaje, seguirle de cerca, atender a sus necesidades particulares,
escucharle para entenderle, corregirle sin coartar su crecimiento, darle seguridad en sí mismo y brindarle, en definitiva, todas las herramientas que le serán útiles en el futuro.
No es mucho, y a la par lo es, porque lo más simple es, a menudo, lo más complicado.
Feliz Navidad de parte de todo el equipo de Educa-system.